En el altillo de nuestra biblioteca están reunidos en una especie de tertulia, silenciosa y en sombras aguardando nuestra visita de cuando en vez, y nos ven sentados en los caballetes de Caraffa, desandando un rito que ya tiene mas de 100 años.
Pero el arte y el pensamiento mas de muchas veces sino todas, asi, sin mediar protocolos "rompe los moldes" los interviene, los invierte, los cuestiona,. Curiosa forma en que esas figuras, hieráticas y calladas conocen el afuera.
Así uno de ellos me eligió. Un relieve decorativo, un paria en el snobismo decorativo minimalista. Vegetal pero no por ello austero me recordó los detalles de un mundo que no habité.
La hoja de acanto ha sido protagonista de motivos
decorativos desde la antigua Grecia hasta América, en todo quehacer que
culturalmente nos remite a nuestra herencia grecolatina. Su uso en arquitectura, molduras, talla, mosaico, herrería
es incalculable. Pero la forma en que llega a quienes se han dado a la tarea de
producir imágenes es a través de los patrones traídos desde Europa como calcos
de los originales, modelos que han de servir a fines pedagógicos, donde la norma, la simetría, la austeridad o la sobreabundancia fueron aprehendidos.
Acanthus Mollis, aguada
La aguada de
tinta ha sido un recurso expresivo poco habitual en nuestra cultura occidental.
Por su carácter espontáneo y gestual se aleja de la concepción de norma o
módulo decorativo que posiblemente haya tenido por objetivo el calco del que
resulta punto de partida mi producción gráfica.
Decido
trabajar con éste lenguaje obedeciendo
una pista que la intuición me sugiere y me oculta, pero desoyendo la
paradoja entre lo pautado, simétrico y rítmico del modelo de yeso y lo
aleatorio y casual de la pintura de aguada que, como el agua que aporta su
medio, fluye de acuerdo a la ley del
tiempo donde lo que ocurre una vez ya no vuelve a repetirse.